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martes, 22 de septiembre de 2015

CATRO HISTORIAS DE SUICIDAS. 1916 e 1917.



Neste artigo imos falar de catro historias de suicidas que teñen en común o noso concello e que se producen nos anos 1916 e 1917.

A primeira delas é unha historia que remata ben, xa que, e por intervención dun veciño de Foz, o suicida non chega a realizar tan fatídico acto.

O suceso acontece en Vilaxoane a principios do mes de maio do ano 1916, tendo como escenario a Ponte de Vilaxoane, que permitía o acceso á vila de Foz dende Ribadeo. Tal e como podemos ler no xornal Diario de Pontevedra, do 10 de maio, “En el puente de Villajuane, de Foz, intentó poner fin a su vida Julián Pérez Noverol, de 52 años de edad, casado y vecino de Vivero. Se había vendado los ojos para arrojarse al río, cuando el peón caminero acertó a pasar e impidió que Pérez realizase el intento”. Segundo podemos ler no xornal El Progreso, no seu número do 7 de maio, “los móviles que le impulsaban á tal determinación son los desprecios que le hace su mujer según el declaró; pero bien pudiera ser un ligero desvarío mental, por lo que de sus declaraciones se deduce”.

Grazas logo á intervención dese peón camiñeiro do que, por desgraza descoñecémolo nome, o veciño de Viveiro puido volver á súa casa a recuperarse ou ben a padecer os desprezos da súa muller.

A segunda historia acontece a principios de maio do ano 1917. Esta noticia está recollida no xornal El Ideal Gallego, no seu número do 5 de maio, e nel podemos ler que: “En el barrio de la Espiñeira ocurrió un suceso desgraciado, cuyas causas se ignoran. En el piso alto de la casa de unos honrados vecinos y mientras toda la demás familia se hallaba en las faenas del campo, se ahorcó de una viga el joven de 17 años de edad Manuel Oberrat.

Cuando su madre y hermanos le hallaron muerto, desarrollose la consiguiente escena de dolor. La juventud del suicida y la circunstancia de no tener enfermedad ni contrariedades de la vida, hacen imposible conjeturar los móviles que le impulsaron resolución tan extrema”.

No xornal El Eco de Santiago, do 9 de maio, afírmase que o suicida era natural de Tol (Asturias) e que se chamaba Manuel Olemata Barre. Mentres que para o xornal El Diario de Pontevedra, do 9 de maio, o nome do rapaz era Manuel Obernal Barres e apuntan como razón do suicidio “por haberle reñido sus padres”. Tras consultar o Rexistro Civil de Foz comprobamos que o nome deste suicida era Manuel Overnat Barres, era fillo de Xosé  Overnat Vasquín, natural de Galdo, e de Francisca Barres Montenegro, natural de Vilaronte. O citado Manuel aparece anotado como natural e veciño de Vilaronte. No Rexistro anotan que o suicida tiver “fallecido en su domicilio a las diez y siete horas y seis minutos proximadamente del primero del actual á consecuencia de asfixia por suspensión”. (Rexistro Civil de Foz, 1917, 3 de maio, fol. 28).

A terceira ten lugar neste mesmo ano de 1917, pero xa no mes de xullo. Segundo informa o xornal El Diario de Pontevedra, do seu número do 16 de xullo, nos talleres tipográficos do señor González Seco recibíase unha carta para  que fose publicada no periódico Mondoñedo, era segundo o xornal “una especie de historieta del sujeto Faustino González Fernández, nacido en el Monfadal y residente en San Martín de Mondoñedo, quien por razones de familia ha de matarse el día 15 del corriente de Julio, después de haber asesinado a su hijo para que no pase por los dolorosos trámites que él ha pasado.

Después de haber leído los empleados del señor Seco esta curiosa narración entregáronla al señor Juez de 1ª instancia de este partido, para que procediera en la forma que estimara más oportuna.
En el primer automóvil salió una pareja de la Guardia Civil para ver si alcanzaba el coche en que iba el González, que saliera de ésta (refírese a Mondoñedo) para la vecina villa de Foz a las tres y media de la tarde”.
Esta mesma noticia recóllese nos xornais El Progreso, do 14 de xullo, e El Noroeste, do 17 de xullo.

A derradeira historia é recollida polo xornal El Diario de Pontevedra, do seu número do 29 de agosto de 1917. Seméllanos tan interesante e completa que a transcribimos completa: “En un cuarto de la fonda-restaurante de Barrencalle, número 13, puso fin a su existencia un joven. Aprovechando unos momentos en que su esposa abandonó el nido amoroso en que vivían empuñó un revolver y haciendo girar el gatillo cayó al suelo convulso, con un tiro en la cabeza.

Había ya dejado de existir la víctima cuando se personó en la Casa de Socorro el digno juez del distrito del Ensanche, don Felipe Fernández de Quirós, acompañado del oficial de la escribanía del señor Sancho, señor Mamblona y del alguacil señor Pérez, comenzando a instruir las diligencias de guardia.
El desesperado joven se llamaba Angel del Río Menéndez, de 26 años, de profesión comerciante y natural de Foz (Lugo).

El cadáver pudo ser identificado en el acto, por haberse encontrado en uno de los bolsillos de la ropa del desgraciado Angel un pasaporte expedido por el cónsul de España en Buenos Aires, fechado en Junio de 1916.

El suicida había escrito en el anverso del expresado pasaporte que no se culpara a nadie de su muerte ni se molestara a su esposa Francisca Gil en lo más mínimo, pues ella no era la causa determinante en su desesperación.

Rogaba al juez que proporcionase a su mujer el viaje hasta Pamplona, a donde iría unirse con sus padres. Añadía que se mataba por disgustos privados, encareciendo que todo cuanto posee le sea entregado a su esposa.

Acerca de las causas que indujeron a Angel a privarse de la vida, corrieron distintas y encontradas versiones, que no vamos a recoger.

Sólo una, novelesca y algo teatral, pero con mayor viso de certeza que sus compañeras vamos a relatar.
Según ella, Angel y Paquita se conocieron cuando el primero regresó de América con algún dinero, no tanto como lo que hacía suponer su aspecto de señor rico. En Pamplona llegaron a intimar y entraron pronto en el atajo que conduce al matrimonio.

El matrimonio se firmó. Comenzó la luna de miel. Todo era bello y risueño. Había juventud, amor y se creía que habría también dinero.

No cabía mas. Y llegaron a Bilbao en viaje de novios hace cinco días. La luna de miel seguía su curso normal. En la villa de Don Diego la tranquilidad era absoluta. Solamente imponían algo los bandos pegados en las esquinas. ¡Se podía vivir! Más aquí llega lo más interesante del relato. Angel la dijo un día, mirando sus ojos negros como a un espejo en el que reflejara su emoción, que no tenía dinero, que su riqueza era una leyenda china.

¡Momento de incertidumbre, lágrimas de sangre!. Hubo un momento de silencio en el que sólo se oían los martillazos de los constructores de barricas y la campana del urbano.
– Tengo una solución – dijo él de pronto. – Ve a casa de Fulano y pídele 200 pesetas, con ellas iremos tirando - .

A Paquita Gil no gustó esta solución y se negó a ello diciendo: - Las pediré a mi familia.
Entonces Ángel le propuso que pusiese un telefonema a su madre pidiéndole dicha cantidad.
Y al salir Paquita a la calle, su esposo se pegó un tiro”.



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