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jueves, 5 de enero de 2017

O FOZ DE 1939 NOS OLLOS DE ANTÓN GOI DÍAZ.


O 17 de decembro de 1939 Antón Goi Díaz sacaba no xornal El Progreso un estracto do seu folleto titulado Rutas de Turismo, en concreto da segunda das rutas que comprendía os tramos Viveiro – Foz – Ribadeo.

Atrevémonos a transcribir este artigo para coñecer de primeira man, xa que o autor estivera vivindo varios anos en Foz, como se transformaba o noso pobo cando cegaban as lanchas con sardiña e como se levaba a cabo a súa descarga.

 “ Volvemos a la carretera general después de haber rendido nuestro tributo de admiración a estas tierras que riega el Rúa, en donde un día asentaba sus plantas aquella “Real Fábrica de Sargadelos”, primero  fue de ollas de hierro, bombas, granadas, balas y metralla, para convertirse más tarde en talleres de primores, de los que salieron esas lozas maravillosas cuyo colorido no ha sido posible imitar, pese a los esfuerzos desde que se perdió la fórmula de su azul y de su rojo inalterables y terminar por último dedicada a hornos de fundición, de los que salieron – al lado de la tubería para la conducción de aguas de Madrid – los cuatro leones que hoy dan guardia a las entradas de la Alameda de Lugo, y que antaño, con la matrona emplazada en la Plaza de Avilés, formaban la fuente monumental de la desaparecida plaza Mayor, típicamente española.

A la izquierda dejamos las altas chimeneas de rojo ladrillo que a orillas del mar se empinan sobre las rocas, en el extremo más saliente del cabo de Burela, como cuellos de jirafas cuyos lomos fuesen los tejados de las largas naves de la fábrica de baldosines y ladrillo refractario de Cucurny, heredera emplebeyecida de la Real de Sargadelos.

Corremos a orillas del Cantábrico. Comienza a oscurecer y vemos la superficie del mar rizada; en la cumbre de cada onda, coronas blancas de espuma, que avanzan hacia la costa, en ese interminable pasar y pasar de las espirales de un tornillo sin fin, como si fuera siempre la misma multiplicada hasta lo infinito.

Los arcos de un puente que no se sabe que caminos del mundo une, los muros de un terraplén que en su fondo no lleva todavía ningún sendero, un montón de tierra largo y estrecho, cual si lo hubiese levantado un topo gigantesco que a nuestro lado caminase subterráneamente, nos dicen que por aquí pasará – cuando Dios quiera que pase – el ferrocarril de la costa.

Cangas, Nois, Fazouro, con su atrevido puente sobre la desembocadura del río Oro; de ahí Fazouro o Face Aurea, ensenada del oro, no del río Oro sino del oro que en sus arenas encontraron los romanos y que dio nombre eufórico al pueblecito, ya que hoy no le que el precioso metal.

 Y ya, Foz… Aparece de repente, escondido tras el murallón de roca que como vigía ciclópeo guardase uno de los extremos de la barra que cierra el puerto.

Es noche cerrada. Las luces se encienden en las primeras casas de Marzán, el barrio alto de la villa, mitad campesino y mitad marinero. A lo lejos se oye un ronco sonido, como de trompa de caza. En todas las casas se observa movimiento inusitado, y grita una moza a sus vecinas:

-         Toca o corno. ¡Rapazas, hay sardiña!

Mulleres descargando peixe. Sacado de atalaiaasocvecinos.blogcindario
Por los caminos que bajan hacia el mar, estrechos y retorcidos, sumidos en la sombra bajan luces en procesión interminable, que se van congregando en la playa y bailan incesantemente al reflejarse en las aguas de la marea que sube. Nosotros dejamos el coche, nos unimos a un grupo de mujeres portadoras de una luz de petróleo que alumbra nuestros pasos y llegamos al puerto.

Por un sendero abierto en la roca a fuerza de pisadas, suben los pescadores en fila, llevando sobre sus hombros, de uno a otro, las redes recién sacadas del agua, asemejando un extraño dinosaurio parduzco que saliese a deshora del baño. Abajo, en la playa, queda el patrón en la lancha subastando la redada. Las mujeres, con las faldas arremangadas en la cintura, se meten el agua hasta media pierna, agarradas a la borda de las embarcaciones. Otras, adquirido ya un lote han clavado en la arena una luz de petróleo o de carburo y descabezan la sardina, hablando, a gritos con sus vecinas.

Es la hora de cenar, y se nos antoja que no han de estar malas estas sardinas asadas a la marinera”.

No ano 1940 o cronista oficial de Mondoñedo, don Eduardo Lence Santar, publicaba no xornal El Progreso (1940, 8 de novembro) unha recensión da obra anteriormente mencionada de Goi Díaz.

Definía Lence este traballo, dende o cariño mutuo que se profesaban, como “un interesante folleto de 37 páginas de excelente papel satinado, impreso en la tipografía Celta de Lugo y cuesta 4 pesetas”, para o cronista oficial tratábase dunha publicación interesante e necesaria para todos “ los habitantes de la provincia de Lugo y también para los demás de Galicia” na que “de una manera amena, encantadora, sugestiva, se dá a conocer la zona más importante de la provincia”.

A obra componse de catro rutas das que a primeira descorre por Lugo, Outeiro de Rei, Rábade, Vilalba e Viveiro. Na segunda fálase de Viveiro, Foz e Ribadeo. Na terceira de Ribadeo, Villaodrid, Meira e Lugo, na cuarta  de Lugo, Abadín, Mondoñedo e Lourenzá. Segundo Lence “hasta la fecha, nada se publicó tan ameno de la provincia de Lugo”.

Despois de ler isto debemos de preguntarnos quen era Antón Goi Díaz e cal é por que coñece tan ben o noso pobo.

Antón Goi Díaz  é un home nado na cidade de Lugo, onde estuda e se forma, que logo amosa maneiras de escritor. No ano 1917 aparecían publicados no xornal La Idea Moderna dous contos curtos escritos por el, son Soy el ser más precioso (4 de febreiro) e o titulado El último trovador (6 de xuño).  En 1918 sacaba no mesmo xornal o conto titulado El triunfo del mal (4 de febreiro).

En 1920 o xornal El Progreso informaba do retorno a Lugo, procedente de Madrid, de Antón, que estivera na capitalidade do estado ocupado nas oposicións a Telégrafos, “en donde aprobó brillantemente el segundo ejercicio de las oposiciones celbradas para el ileso en el cuerpo de Telégrafos”. (El Progreso, 1920, 9 de abril). Tras aprobar estas oposicións será destinado a Bilbao e alí nolo encontramos ata mediado do mes de febreiro de 1925, momento no que se traslada ao oficial 3º de Telégrafos de Foz, Félix Pérez Rodríguez, á cidade de Mondoñedo, por outra banda “también fue destinado de Bilbao para Foz el oficial 3º don Antonio Goy Díaz”. (El Heraldo Gallego, 1925, 15 de febreiro).

A principios do mes de febreiro en Foz ten lugar a voda entre Celia Cageao e Antón Núñez, ambos fillos de acaudalados comerciantes, e comprobamos como un das testemuñas que aparece firmando é Antón Goi, que aparece co cargo de “jefe de Telégrafos”. (El Heraldo Gallego, 1927, 6de febreiro).

A fins de setembro de 1928 regresaba a Foz, procedente de Valladolid, Antón Goi, viña de  cursar “varias asignaturas en la facultad de Derecho”. (El Progreso, 1928, 29 de setembro).

 En 1929 saía á luz o libro de Antón titulado Entre o clavo i-a ferradura, realiza unha recensión sobre esta obra Glicerio Barreiro nun xornal, definindo o traballo como “un lindo folleto de cuentos y versos escritos en la lengua vernácula, gesto tan inesperadocomo gratísimo”. O señor Barreiro aseguraba que no libro “campea el humorismo característico del gallego socarrón e intenciónado en un léxico real, sin el vocablo aportuguesado tan en boga”. (El Progreso, 1929, 1 de febreiro). Por aquela Antón contaba con 30 anos de idade.

O 14 de xuño dese mesmo anoa parece ocupando o cargo de secretario da primeira xunta de goberno do Pósito de Pescadores de Foz. Doce días despois publicaba nun xornal un artigo titulado Foz despertó de su letargo, no que fai unha loubanza da figura de César Conti, enxeñeiro do grupo mixto de portos ao que pertence o noso pobo. Esa nova vitalidade de Foz quedaba reflectida na “creación de la Liga Popular pro intereses del distrito de Foz, después la del Pósito de pescadores, intento tres veces fracasado en años anteriores; el Ayuntamiento, por su parte, inauguró el día 14 de los corrientes el alumbrado eléctrico en la ribera – plaza de venta del pescado que tan necesitada estaba de ello – tiene pensado aumentar en lo que fuese necesario el del pueblo, está en tratos con la Jefatura del Grupo mixto de Puertos para proceder, pagando los gastos a medias, al relleno de la charca del muelle, y tiene encargado el estudio de un anteproyecto de traída de aguas”. Nese mesmo artigo afirmaba que o señor Conti prometera, a instancias da Liga Popular que a primeiro do mes de xullo “comenzarán las obras del afirmado de la Avenida de Alfonso XIII, o sea la rampa que da directamente acceso al muelle desde la carretera. Esta obra es de interés primordial para Foz, y, no bostante, lleva siete u ocho años sin poderse abrir a la circulación por falta de pavimentación”. (El Pueblo Gallego, 1929, 26 de xuño).

Sirva este artigo para lembrar aquel Foz, hoxe desaparecido, onde existía unha rula, anunciante da chegada ou da venda de peixe, que combinada co repiqueteo constante das campás da igrexa significaba a chegada de malas noticias, naufraxios ou incendios, convocando, como convocaban, á poboación a acudir en auxilio.



 Son pequenas pezas que foron desaparecendo daquel Foz que hoxe xa non existe.

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