Neste artigo imos falar do cura párroco de San Pedro de
Cangas, don Tomás Pérez Barrera. Non será esta a derradeira vez en que falemos
de curas pois a nosa vida e a nosa historia estivo moi vinculada ao mundo
eclesiástico.
A primeira vez que soubemos deste cura párroco foi ao
ler un anuncio nun periódico do ano 1880 no que se di: “Don Tomás Pérez Barrera, cura párroco de San Pedro de Cangas, en la
provincia de Lugo, ofrece hacer marchar á cualquier quilla sin remos, velas, ni
carbón, y que ninguna naufrague á no tocar en bajos o escollos”(La Correspondencia de España,
1880, 5 de setembro.)
En novembro de 1880 o periódico El Diario de Lugo respostaba ao xornal vigués La Concordia. Este último acusábaos de gardar silencio sobre o
invento do citado Tomás Pérez, ante tal falacia o periódico El Diario de Lugo contestaba que a
noticia do invento “se publicó, no en
diarios de la corte y extranjeros, como dice La Concordia, pues el primer
periódico que la dio a la luz fue un periódico gallego (…) nos parece que el
periódico referido fue el Diario del Ferrol”. (Diario de Lugo, 1880, 20 de novembro.) Segundo este xornal o
citado cura “se compromete á
construir, con menos de quinientos pesos, un motor que servirá para que La
Numancia ande de 12 á 15 millas por hora, con la dotación de seis u ocho
hombres. Los motores para lanchas ó botes no subirán de sesenta pesos y la
dotación de dos marineros.
Si
el invento se realiza, indudablemente será maravilloso y causará una verdadera
revolución, inmortalizando el nombre del autor, el cual, nos dice La Concordia,
prepara instancia, memoria y planos para elevarlos al Gobierno, á fin de que se
autorice el ensayo de dicha invención en el arsenal del Ferrol. El señor Pérez
Barrera, en carta que se cita el periódico vigués ha hecho en su parroquia un
pequeño ensayo con buen éxito”.
Tras este artigo o cura remítelle ao periódico unha carta
na que lles agradece que se ocuparan do seu invento e afirma que se ofrecía “hacer
por su cuenta los ensayos precisos para probar los efectos de su invención,
aunque en pequeña escala por carecer de recursos para intentarlos en barcos de
gran importancia. Después de explicar todas las tribulaciones porque ha pasado
á consecuencia de su descubrimiento nos comunica el Señor Pérez otras dos
aplicaciones de este. Ofrece á los carromatos el medio de que sus carros puedan
bajar las cuestas sin necesidad de galgas y sin el menor daño de los tiros,
cuyo ensayo también promete realizar. Se compromete, además, á hacer subir un
coche las cuestas con más velocidad que un fogoso caballo, economizando la
fuerza animal que en tal servicio se emplea.” (El Diario de Lugo, 1880, 4 de decembro.).
Transcorrido un ano o citado cura aínda estaba en
proceso de venta do seu invento, semellaba que ninguén se interesaba por el a
pesar do ensaios realizados en Cangas “alguna
vez ha ocupado nuestra atención con su invento respecto a un nuevo sistema de
locomoción, nos escribe una nueva carta participándonos que ha realizado su
oferta de hacer andar el ferro-carril y los buques de vapor, en varios ensayos
recientemente praticados, cuyas pruebas tiene de manifiesto para convencimiento
de incrédulos”
(Diario de Lugo, 1881, 23 de
setembro).
Sabemos que o día 30 de setembro de 1906 morría o
citado cura, que “pertenecía a la
Hermandad de sufragios con el número 169 y dejó acreditado el cumplimiento de
las misas”. (Boletín Eclesiástico
do Bispado de Mondoñedo, 1906, 1 de novembro.).
Tomás Barrera non chegou a vender nunca o seu invento,
ou polo menos iso é o que semella, a pesar dos continuos anuncios que aparecían
en diferentes periódicos.
Que non conseguise vender o seu invento fainos pensar
que, tal vez, non cumpría co prometido. Iso fainos pensar en que,
probablemente, Tomás Barrera fose un home algo trastornado mentalmente. Esta
inquedanza motivou que nos achegásemos ao Arquivo Diocesano de Mondoñedo e
consultásemos o expediente persoal do citado cura párroco.
No citado expediente gárdase unha copia da denuncia que
varios veciños interpoñen contra o seu cura párroco. Segundo as declaracións
destes veciños, que hai que tomalas con toda precaución e reserva, o citado
cura párroco era unha persoa bastante peculiar, que non se relacionaba con ninguén
e que estaba enfrontado coa veciñanza. Como exemplos afirman que cando se
trasladou o Santísimo Sacramento da capela das Abelairas á igrexa parroquial
negouse a acompañalo “sino que ni aun se
ha servido salir a recibirle, cerrando, con gran admiración y mayor escándalo,
las puertas y ventanas de su casa”. Foi acusado de quedarse cunha cruz de
cantería que se regalara para a Igrexa así como con cartos dos pagos realizados
polos veciños para contribuír coa igrexa parroquial. De igual maneira que a
popular canción di que o sancristán de Coimbra mollaba o pan en aceite e
deixaba aos santos a escuras o citado cura é acusado de quitar aceite destinado
ao Santísimo Sacramento “despues de estar
la lamparilla apagada la mayor parte del tiempo, llegando a tal estremo este
imperdonable asunto, que hasta los días de Precepto, con la admiracion de
todos, no se encendio sino en el momento de la celebracion del Santo Sacrificio”.
Tamén é acusado de non prestar a atención necesaria ao seu rabaño, de portar
escopeta e pistola e de pasar todo o tempo “en
ferias de ganados y otras jornadas, que hace marchando y regresando a caballo
con belocidad que admira a cuantos lo ven en el escape; esto no solo lo hace en
la Parroquia sino que fuera de ella, en donde se le ha visto estrellar contra
el suelo repetidas veces con no poca esposicion de su vida; se ocupa no solo de
comerciar en caballerias y ganados tanto bacuno como lanar y no en el desempeño
de su obligacion, procediendo escandalosamente aun con sus mas respectables
compañeros, a manera del mas innoble gitano (…) Sin dar satisfacion alguna a
sus feligreses sacò las puertas y cancillas del Atrio y cementerio, haciendo de
estos lugares respectables, establo de caballerias.” A citada denuncia é firmada
por 24 veciños o día 28 de abril de 1855.
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